Cobardía y abandono

Se llama Héctor. Una persona muy noble de buen nivel social. Por ello, era buen blanco de las envidias de la clase baja con la que por algún motivo tuvo que mezclarse durante la secundaria. En mí había encontrado a un amigo, hasta que se lo madrearon algunas veces, "sharks smell blood", leí alguna vez. Me convertí en un engreído con tal procurar evitar padecer la enfermedad del noble inofensivo y me aparté de él.

Cuando más adulto llegué a percibir esa actitud en otras personas, me pareció más claro y fui contundente al aborrecerlo... la sangre salió de mi boca y no la saboree hasta tiempo después que me atreví a ponerme en la silla del acusado.

Mi lamentable humanidad.

Lennarth Anaya

Círculos

 Me queda tan chiquita la gente promedio, que me hiere no perder contacto con ellos.

 Lennarth Anaya

Quema de libros

Es innecesario que los tiranos de hoy quemen libros.

El adulto promedio no lee.

De los que sí leen, el adulto promedio, no entiende a profundidad.

De los que entendieron lo que leen, el adulto promedio no asimila lo que entendió, la energía de lo leído lo olvida a los 15 minutos, como cuando un niño se siente inspirado justo al terminar un sermón motivacional, y al paso de un rato vuelve al estado mental del esfuerzo mínimo.

Lennarth Anaya

Tontos

Muchos salen a hacer tonterías, pero dicen que los demás son tontos, se reconfortan un poco así.

Dios sabe que yo digo que son tontos, con pesar, no me siento bien, me repugna. Además no sirve ni para provocarlos a dejar de serlo. Si pueden demostrar que uno es tonto también, lo hacen, o hacen oífos sordos, pero no intentan comenzar a pensar.

Lennarth Anaya