La forma fácil de manipularnos son los prejuicios: "Atacar al subconsciente para que la gente no tenga claridad respecto a lo que teme y así oponga resistencia mínima".
La mercadotecnia es una de las ciencias sociales más eficaces. Sus ejecutores pueden, si no somos muy analíticos, programarnos para consumir y no pensar, y con ello vernos obligados a trabajar duro para satisfacer esas falsas necesidades que no nos atrevemos a juzgar.
Me enferma ver cómo las masas se ofenden cuando su equipo de Foot Ball pierde un partido, cómo desgastan energías porque "Juanito decidió tal o cual cosa" y porque además "el entrenador le enseñó la lengua a los medios de comunicación", manteniendo sus corazones en el mayor estado de excitación pero sus neuronas en el estado mínimo de esfuerzo. Pero esa misma energía e inversión de tiempo no la pueden aplicar para apoyar al prójimo, ni siquiera con acciones simples.
Lo único que veo de positivo en los atletas deportivos de la TV, es que muestran a los niños las grandes asañas que son posibles de realizar, lo cual los invita a intentar algo que, de no haberlo visto, no se hubieran atrevido a realizar... pero para ello no se necesita la enagenación, un vistazo es suficiente... sálganse a la calle a jugar.
En sus conversaciones diarias de los enagenados demuestran qué han estado haciendo en sus ratos libres, simplemente no se atreven a discutir temas que les exijan pensar. Su opinión de todos los acontecimientos es superficial y poco razonada, sólo repiten la opinión de su fuente de información; leen las noticias sólo para tener tema de conversación, pero no analizan ni les interesa realmente el sufrimiento ajeno.
Los mercadólogos nos quieren convertir en un objeto semi-pensante y egoísta que sólo desea obtener los placeres inmediatos, en una búsqueda ansiosa del reconocimiento del mundo, y cuyo reconocimiento otorguemos fácilmente a "caras bonitas", o al menos, a aquell@s que digan lo que nuestras entumecidas, frágiles y confortables mentes quieren escuchar. La muchedumbre se enamora de los actores y cantantes más populares, y quiere vivir la vida que ven en las novelas de moda... así es, a veces quieren vivir intrigas y engaños, aspiran a que sus problemas amorosos sean el mayor reto de sus vidas.
Los mercadólogos nos han hecho fetichistas, juzgamos a la gente por los trapos que traiga encima, por los fierros que vengan conduciendo, o cualquier estupidez, de ese estilo. Me repugna cuando me dicen que me veo guapo cuando me visto elegante (así nací, así soy siempre y encuerado me veo mejor); porque no soy tonto, si juzgo al sistema es porque lo conozco y sé que la forma fácil de convivir con algunos débiles, con los que tengo que tratar, es con ciertos trapos. Tampoco falta la muchachita a la que le brillan los ojos cuando ve a un tipo con un auto de lujo, en verdad, ¡estas personas llegan a amar a los objetos! No están dispuestas a dejar ciertas costumbres que perjudiquen a otros, pero sí están dispuestas a salir a partirse la cara por conseguir sus bienes materiales tan anhelados.
Los anuncios de la TV dan a entender a la juventud que, si quieren ser de mundo, tienen que embriagarse todos los fines de semana, tienen que salir a bailar y conocer much@s chic@s, la cantidad es lo que cuenta en este caso. Los adultos mayores, sin embargo, deben tener otras costumbres, pero todas relacionadas con el consumo de algún producto. Y las masas compran la idea con una facilidad tal, que los jóvenes no hablan más que de discotecas y no se saben divertir de otra forma más que imitando las fiestas que vieron en la TV o en la casa de su vecino; alrato hasta los padres de familia pierden la noción de la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal y no saben cómo actuar... menos sus hijos.
Los medios de entretenimiento actuales desvirtúan nuestra realidad, nos puede hacer valorar más a los objetos materiales que a la vida, nos entumecen la mente y, en general, promueven el consumismo bajo un estado mental de estupidez.
A la larga, el individuo manipulado se convierte en cómplice voluntario, promotor de la misma doctrina superficial e hipócrita que le fue impuesta, sin que se diera cuenta, desde su infancia. El satisfactor que recibe con tal promoción es meramente imaginario, figurándose a sí mism@ como un miembro del grupo prejuicioso que lo indujo y al que, por alguna razón que ella/él mism@ desconoce, desea pertenecer.
Tauro Mx


